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La guerra comercial entre EE.UU. y China en 2018 elevó precios, tensiones y reconfiguró el comercio global, impactando profundamente a consumidores y exportadores estadounidenses.
Economía

Impacto de la guerra comercial Estados Unidos-China en 2018

El año 2018 marcó el inicio de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, impulsada por la administración de Donald Trump. Esta estrategia comercial rápidamente impactó las economías de ambos países y generó repercusiones a nivel global.

Consecuencias de los aranceles

El establecimiento de aranceles por parte de Estados Unidos, que alcanzaron impuestos del 25% sobre 360 mil millones de dólares en importaciones chinas, generó un incremento en los precios de los productos para los consumidores estadounidenses. Esto, a su vez, afectó de manera negativa el poder adquisitivo y el consumo, al tiempo que aumentó las tensiones entre ambas naciones.

Las principales consecuencias de esta guerra comercial incluyen:

  • Aumento de costos para los consumidores en Estados Unidos.
  • Reducción de exportaciones estadounidenses hacia China.
  • Desviación de flujos comerciales hacia otros países.

Un estudio del Instituto Peterson para la Economía Internacional reveló que el impacto promedio de estos aranceles significó un costo anual de 1,277 dólares a cada hogar estadounidense. Esto sucedió debido a los mayores precios de importaciones chinas y la reacción de los fabricantes estadunidenses que también elevaron sus precios.

Peter Petri, investigador de dicho instituto, comentó:

“Las empresas estadunidenses absorbieron parte del costo, pero también trasladaron una porción considerable a los consumidores, resultando en la pérdida de miles de millones de dólares para la economía del país”.

La reacción de China ante estas medidas incluyó la imposición de tarifas a varias importaciones estadounidenses, incluyendo productos agrícolas, lo que afectó considerablemente a los agricultores en Estados Unidos.

Mientras se acerca 2024, la Administración Biden busca encontrar una solución que alivie las tensiones comerciales sin sacrificar los intereses estadounidenses. Sin embargo, las relaciones entre las dos potencias económicas más grandes del mundo siguen siendo complejas y cualquier cambio tendrá implicaciones significativas para el comercio global.

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