Las inversiones de Estados Unidos en México han mostrado dinamismo y solidez en los últimos años, consolidando la relación económica entre ambos países. Desde el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el flujo de capital estadounidense hacia México ha aumentado de manera significativa, convirtiéndolo en uno de los principales motores económicos para la nación.

Incremento del flujo de inversión

En el primer semestre de 2024, las inversiones de Estados Unidos representaron un notable porcentaje del total de inversión extranjera directa (IED) en México. Este flujo financiero se ha diversificado en varios sectores estratégicos, como la manufactura, los servicios financieros y el comercio.

La Secretaría de Economía de México ha presentado cifras que demuestran el interés continuo y creciente de las empresas estadounidenses en el país:

• Las inversiones de Estados Unidos constituyeron el 46.8% del total de IED en México.
• El sector automotriz recibió una participación significativa de estas inversiones con un incremento del 15% respecto al año anterior.
• Los servicios financieros y de seguros vieron un crecimiento del 10.7% en la inversión estadounidense.

La estabilidad que ofrece el T-MEC ha sido un factor determinante para este crecimiento. Además, las reformas en políticas energéticas y fiscales de México también han contribuido a crear un entorno más atractivo para los inversionistas extranjeros.

“México se ha posicionado como un destino clave para la inversión de Estados Unidos gracias al marco legal del T-MEC y a sus procesos de modernización económica”, indicó un alto funcionario de la Secretaría de Economía.

Sin embargo, los analistas advierten que México necesita continuar con sus esfuerzos de mejora en infraestructura y seguridad para mantener y aumentar estos flujos de inversión internacional. La cooperación constante entre ambos gobiernos es esencial para mantener un clima de confianza y prosperidad económica conjunta.

Considerando estos elementos, la inversión de Estados Unidos en México no solo está impulsando sectores clave, sino que también está fortaleciendo los lazos económicos bilaterales, cruciales para el desarrollo de ambos países en un contexto global cada vez más competitivo.