En la actualidad, la salud mental en México enfrenta retos significativos. A pesar de ser un tema cada vez más visible, los recursos asignados por el Estado no han alcanzado el nivel recomendado por organizaciones internacionales. La preocupación entre expertos y ciudadanos es creciente, ya que esto afecta la calidad de atención médica en el país.
Asignaciones presupuestarias
El presupuesto destinado a la salud mental en México para el año 2024 es considerablemente menor al mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mientras que la OMS sugiere que los países deben asignar al menos el 5% de su presupuesto total de salud a la salud mental, México sigue lejos de alcanzar esta meta.
- Recomendación de la OMS: 5% del presupuesto total de salud.
- Asignación de México para 2024: menos de 2% del presupuesto total de salud.
Esta situación genera preocupaciones sobre la calidad y accesibilidad de los servicios de salud mental. Con un financiamiento insuficiente, es difícil expandir y mejorar la infraestructura necesaria, así como contratar y capacitar personal especializado.
Expertos en salud mental advierten sobre las consecuencias a largo plazo de no proporcionar los recursos necesarios para tratar afecciones mentales. El impacto no solo se ve en la salud individual de los ciudadanos, sino también en la productividad económica y social del país.
“Es fundamental que México incremente su inversión en salud mental no solo por razones humanitarias, sino también por el impacto positivo en la sociedad y la economía,” señala un especialista del sector.
En resumen, incorporar las recomendaciones de la OMS y aumentar la inversión estatal podría transformar el panorama de salud mental en México. Esto no solo contribuiría a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas, sino que también representaría un avance significativo en el bienestar general de la población mexicana.
