La informalidad laboral en México sigue siendo un reto persistente en el mercado laboral del país, y las mujeres son las más afectadas por este fenómeno. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de la mitad del empleo femenino en México es informal, lo que destaca las profundas disparidades de género en el ámbito laboral.

Mujeres en la informalidad

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el 55.3% de las mujeres que trabajan lo hacen en condiciones de informalidad. Esto contrasta con el 47% de los hombres en la misma situación, lo que refleja una desigualdad significativa en el acceso de las mujeres a empleos con derechos laborales y seguridad social.

La informalidad laboral no solo priva a las mujeres de beneficios tales como el acceso a pensiones y servicios de salud, sino que también implica condiciones laborales precarias y volátiles. Esta problemática afecta de manera desproporcionada a las mujeres, quienes usualmente enfrentan mayores dificultades para acceder a empleos formales debido a factores como la falta de oportunidades, la discriminación de género y las responsabilidades familiares no remuneradas.

Algunos datos relevantes del INEGI sobre el trabajo informal en México son:

• Más del 50% del empleo femenino es informal.
• El 47% de los hombres participan en trabajos informales.
• El sector servicios es uno de los que más concentra empleos informales.

Especialistas en el tema han alzado la voz sobre la necesidad de implementar políticas públicas efectivas que promuevan la inclusión de las mujeres en el mercado laboral formal.

“Es crucial desarrollar estrategias que no solo faciliten la creación de empleos formales, sino que también aborden las barreras estructurales que limitan la participación de las mujeres en estos empleos”, mencionó Ana López, experta en género y economía laboral.

Con estos desafíos en mente, los esfuerzos para reducir la informalidad laboral y cerrar la brecha de género en el trabajo se han convertido en una prioridad para las agendas gubernamentales y empresariales en el país. La implementación adecuada de políticas inclusivas podría ser un paso significativo hacia la equidad de género en el entorno laboral mexicano.