El posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2024 ha generado numerosas especulaciones sobre la implementación de políticas económicas, particularmente en lo que respecta al comercio con México. Una de las principales inquietudes es la reactivación de aranceles completos que podrían afectar a las exportaciones mexicanas, sin embargo, expertos consideran que es improbable que se impongan en su totalidad.
Impacto en la economía mexicana
Los aranceles previamente propuestos por Trump tenían el potencial de afectar significativamente la economía de México, dado que Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales del país. La posibilidad de que estos aranceles sean reintroducidos ha generado preocupación en diversos sectores económicos. A pesar de estas preocupaciones, analistas sugieren que la ejecución de un plan arancelario completo por parte de Trump es poco probable.
“La estructura actual del comercio entre Estados Unidos y México es más compleja que antes, lo que dificulta la aplicación total de aranceles sin causar perjuicios significativos también a Estados Unidos”, señaló un experto en comercio internacional.
Los expertos enfatizan que el comercio moderno es intrincado, con cadenas de suministro que cruzan fronteras múltiples, lo cual hace que cualquier medida arancelaria extensa perjudique a ambas naciones.
Para entender mejor este escenario, es importante considerar ciertos aspectos económicos:
- Las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos representan una porción significativa del PIB mexicano.
- La inversión extranjera directa de empresas estadounidenses en México es considerable, promoviendo una relación interdependiente.
- El T-MEC, tratado que reemplazó al TLCAN, establece nuevas reglas y compromisos que podrían mediar conflictos arancelarios entre ambos países.
En conclusión, si bien el regreso de Trump podría traer consigo ciertas políticas proteccionistas, la probabilidad de implementar un plan arancelario completo se enfrenta a numerosas restricciones prácticas y diplomáticas. Tanto México como Estados Unidos tienen mucho que perder con una guerra comercial abierta, lo que probablemente llevará a la negociación y búsqueda de soluciones menos disruptivas. Así, mientras persiste la incertidumbre, el impacto real podría ser más moderado de lo que algunos temen.